Un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) alerta de que el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos por el cambio climático también pone en riesgo la seguridad energética. Dichos fenómenos, como las olas de calor, dañan las infraestructuras y aumentan el riesgo de sequía en zonas que dependen del agua para producir electricidad.
La entidad dependiente de la ONU ha centrado en la energía su Informe sobre el estado de los servicios climáticos de 2022. «El cambio climático afecta directamente al suministro de combustible, a la producción de energía y a la resiliencia física de la infraestructura energética actual y futura», recoge.
Frente a ello, aboga por una «planificación a largo plazo» y por la reconversión del propio sector energético hacia una producción de emisiones netas cero. Así, reclama «políticas audaces» que incentiven la inversión y que tengan en cuenta las condiciones climáticas.
Apagones durante olas de calor o de frío extremo
Entre otros ejemplos de cómo afectan los fenómenos extremos al suministro, cita los apagones por la ola de calor en Buenos Aires, en enero de 2022. Tuvieron carácter masivo y dejaron sin electricidad a unas 700.000 personas. También hace referencia a la «lluvia congelante«. En noviembre de 2020, inutilizó el suministro de miles de hogares en la zona oriental de la federación rusa.
Además, recuerda que hay muchas infraestructuras que necesitan agua y se sitúan en zonas de escasez. El 26% de las presas hidroeléctricas que existen y el 23% de las que están proyectadas están en zonas con estrés hídrico. Se suman las centrales termoeléctricas o nucleares que dependen de agua dulce para su refrigeración.
La descarbonización del sector es una prioridad
El documento se elabora con datos aportados por 26 organizaciones distintas. En el mismo se destaca además que el sector de la energía es causante de las tres cuartas partes de emisiones de gases de efecto invernadero.
Considera que su descarbonización es prioritaria para frenar el aumento de la temperatura del planeta, que intensifica los fenómenos climatológicos extremos. Además, pone el acento en que se está lejos de alcanzar el ritmo necesario para lograr las emisiones netas cero en 2050.
Según la organización, haría falta como mínimo duplicar el suministro de electricidad de bajas emisiones en 8 años para lograrlo, cuando la demanda energética está aumentando.
El documento de la OMM aporta otros datos que invitan al optimismo. Como las «oportunidades excepcionales» que lleva aparejada esa reconversión, la mejora de la calidad del aire, del agua y la creación empleo sostenible.