Un nuevo informe de políticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los riesgos de la crisis climática ha puesto el acento en la relación entre cambio climático y salud mental. Asimismo, ha instado a los países a incluir este aspecto en el diseño de medidas de resiliencia para adaptarse o mitigar sus efectos.
En el documento, publicado en el mes de junio, la OMS subraya que el mundo “se enfrenta a una increíble crisis climática”. Los cambios, como el aumento de las olas de calor, exacerban “muchos factores de riesgos sociales, ambientales y económicos” que influyen en el bienestar psicosocial.
Más tensión social, ansiedad o miedo
Entre otras cosas, cita el aumento de la tensión social, problemas de ansiedad, depresión, impotencia o miedo, comportamientos suicidas, consumo de alcohol y otras sustancias. También se refiere a sintomatologías que se relacionan con conceptos emergentes, como dolor ecológico, ecoansiedad o solastalgia.
La OMS subraya que esos efectos del cambio climático en la salud mental tienen una incidencia desigual en la población. Hay grupos que se ven afectados “de manera desproporcionada”. Se trata de colectivos más vulnerables por su situación socioeconómica, género o edad.
Por otro lado, señala que la crisis climática agranda la brecha que existe en muchos países entre las necesidades de atención y los recursos.
El organismo de Naciones Unidas recomienda a los estados incorporar hasta cinco enfoques, que considera esenciales en este aspecto de salud mental y cambio climático. Destaca la puesta en marcha de estrategias basadas en la realidad de cada comunidad con el objetivo de reducir las vulnerabilidades.
También insta a acabar con el importante déficit de financiación que existe actualmente para el apoyo a la salud mental y psicosocial. Del mismo modo, aboga por integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental basándose en los compromisos mundiales.
Sólo 9 países han incluido la salud mental en sus planes de resiliencia
La organización se remite a los resultados de la Encuesta de Salud y Cambio Climático, un trabajo que elabora cada tres años. Los últimos datos son de 2021. De 95 países encuestados, el 67% tiene o está elaborando estrategias para adaptarse al cambio climático desde la perspectiva sanitaria. Pero sólo 9 ha incluido en sus estrategias la salud mental.
A esa carencia se une el hecho de que, aunque tengan planes elaborados, el 77% carecen de financiación o de recursos suficientes para ejecutarlos. El personal sanitario está cada vez más informado sobre la conexión entre cambio climático y salud: el 42% de los países ha llevado a cabo algún tipo de formación. Aunque la OMS insiste en que se necesitan “más esfuerzos”.