A pesar de que todos conocemos el término “ola de calor” lo cierto es que generalmente lo usamos e interpretamos de una forma subjetiva, lo que nos lleva a hablar de este fenómeno de forma imprecisa y basándonos más en nuestra impresión sobre el calor que en la veracidad científica.
Es normal que en verano sintamos calor. En Andalucía en general y en Sevilla en particular se registran máximas por encima de los 35º o 38º en el periodo estival. Pero ello no quiere decir que si un día se registran temperaturas por encima de los 40º estemos ante una ola de calor. Además, hay que tener en cuenta que las temperaturas que determinan una ola de calor varían mucho entre diferentes regiones y por supuesto entre países.
Una ola de calor no es un día extremadamente caluroso. Para que se dé este fenómeno tenemos que hablar de varios días de temperaturas extremas que afecten a una parte importante de nuestra geografía.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) establece la siguiente definición: «se considera ‘ola de calor’ un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registren máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del período 1971-2000″.